Pese a los numerosos avances que han ido consiguiendo en
materia de igualdad, aún existe en nuestra sociedad un estigma que sigue
provocando una distinción entre el hombre y la mujer: la educación.
Y es que, ya desde bebés, se nos divide en azul o rosa y se
nos enseña a jugar con coches o muñecas, con Action Men o Barbies y con
Meccanos o cocinitas. Y de la misma manera que el niño pequeño se imagina
arreglando cosas o conduciendo, la niña imita a su madre limpiando o cocinando.
Y así no vamos a avanzar en el futuro, por muchas clases de igualdad que se
impartan en el instituto, porque la división ya se ha creado desde la realidad
del niño.
Nos encontramos ante un problema de valores que nos afecta a
todos, porque una cultura donde la mujer no es tratada por igual es una cultura
pobre y debilitada cuya capacidad de desarrollo está lastrada por la
discriminación, y no podrá avanzar hasta deshacerse de esta distorsionada y obsoleta concepción de la sociedad.
Por eso, cada 8 de marzo se celebra el Día Internacional de
la Mujer, para conmemorar la lucha de la mujer a lo largo de los años en su
reivindicación de igualdad con el hombre y para recordar que aún queda trabajo
por hacer. Y que es necesario hacerlo hoy, y no mañana.
Raúl
Ya hablamos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario