13 de octubre de 2010

Cartagena, un paseo por la Historia

Este es un reportaje de viajes que hice el año pasado para la facultad. Espero que os guste y que os anime a visitar Cartagena a los que no hayáis estado esta ciudad. Yo se lo recomiendo a todo el mundo:


Cartagena, en el Sureste de España, es una ciudad con más de 200 000 habitantes. Fundada en el año 227 a.C. por el general cartaginés Asdrúbal, es sede de la Asamblea Regional, ciudad natal de Arturo Pérez-Reverte, Carmen Conde e Isaac Peral entre otros muchos.

Asdrúbal visionó una ciudad muy sencilla de defender por la situación geográfica de las cinco colinas que envuelven y ofrecen protección a la urbe frente a posibles atacantes, tanto por mar como desde el interior. El general cartaginés tuvo buena vista en cuanto a las posibilidades defensivas de Cartagena: desde su fundación hasta nuestros días ha sido y es una base militar naval.

Los faros de su puerto han visto pasar la Historia durante siglos: la llegada de los cartagineses, la invasión de los romanos, la disolución del imperio, la llegada del cristianismo, la evolución del ejército español, y el final de la resistencia “roja” en España durante la guerra civil. Hoy, Cartagena, está deseosa de mostrar en sus calles y museos su Historia.

Es inevitable relacionar Cartagena con el mar. La zona del puerto nos lo recuerda. En ella podemos encontrar, paseando con su petate al hombro o simplemente descansando en un banco, diferentes figuras de soldados hechas en bronce por un artista local que recuerdan los tiempos en que la ciudad rejuvenecía con la visita de soldados de todo el país que se desplazaban para hacer la mili.

Al final de la escala real del puerto se encuentra el submarino de Isaac Peral, el primero con propulsión eléctrica botado en Cartagena en septiembre de 1888. En el puerto de recreo podemos encontrar hermosos y modernos veleros propiedad de los lugareños, junto a enormes cruceros abarloados en el muelle principal.

Si ponemos rumbo con nuestra vista hacia la zona Este del puerto, avistaremos numerosos submarinos del ejército atracados en el Arsenal militar y un edificio dieciochesco creado por Felipe V como uno de los tres puntos estratégicos que utilizaría en España para dirigir su armada.

La presencia, hoy, de estos sumergibles queda justificada por ser la base de submarinos del ejército y, en algunas épocas del año, también divisaremos, a lo lejos, el buque de investigación Espérides mientras trabajan en su mantenimiento.

Siguiendo el paseo marítimo nos topamos con el Museo Nacional de Arqueología Subacuática, en el que se pueden encontrar piezas de la época romana como pulseras, anillos, monedas, ánforas... Más adelante, contraste de lo antiguo y lo moderno, el flamante Real Club de regatas de Cartagena, sede de la Audi MedCup y la regata anual Cartagena– Ibiza.

Dejo el mar a mi espalda y entro en la Calle Mayor, llena de edificios del siglo XIX con líneas curvas, construcciones muy adornadas y coloridas, fachadas que parecen sacadas de palacios en pleno centro de la ciudad. En su interior, escaleras de caracol hechas en mármol blanco con barandillas retorcidas y ostentosos tragaluces.

Estos edificios modernistas se pagaron con las riquezas obtenidas en la Sierra Minera, de las que se extraía plata, plomo y azufre, igual que ya hicieron los romanos. Los más llamativos por su belleza son el Palacio Consistorial, el Casino y Capitanía, perteneciente al ejército. Éste fue el último edificio que pisó Alfonso XIII antes de exiliarse del país por el puerto de la ciudad. Años después sus restos volvieron entrar a su lugar de origen por este mismo puerto.

Entre el edificio de Capitanía, bajos comerciales de franquicias, bancos, restaurantes y terrazas dejo de pisar los adoquines para caminar sobre un suelo de cristal que me separa de una caída bajo tierra de más de seis metros. Se trata de unas termas romanas y no debemos asustarnos al pisar estos cristales ya que si retrocediéramos al verlos, no podríamos seguir avanzando hacía el Casco Antiguo. Constantemente, mire donde mire, puedo ver restos: termas, calzadas, columnas, baños, una muralla cartaginesa única en toda Europa… Los cartageneros (y no cartagineses) pasan junto a los restos sin prestarles demasiada atención, ya que para ellos no es ninguna novedad: cada vez que se excava para hacer una nueva construcción se puede encontrar un tesoro histórico nuevo.

El ejemplo más claro lo encontramos avanzando por las estrechas, sinuosas y ensombrecidas calles del Casco Antiguo, hoy lugar de residencia de la mayor parte de la comunidad árabe de la ciudad. Al derribar antiguos edificios y excavar para construir nuevos salió a la luz uno de los tesoros escondidos más importantes de la ciudad: el Teatro Romano, del siglo I d.C., construido con piezas traídas desde Roma y con unas dimensiones para acoger a 6000 espectadores, lo que da una idea de la importancia de la ciudad en época de Augusto.

Caminando por estas calles se puede observar el carácter festero y amigable de el pueblo cartagenero que constantemente, y forzando las eses y la vocalización, explican a los turistas cómo llegar a los restos romanos distribuidos por toda la ciudad.

La unión que existe entre los cartageneros se puede observar especialmente durante la Semana Santa, en la que el pueblo se lanza a la calle a disfrutar de las procesiones declaradas “de interés turístico nacional”.

En ellas se observa el pasado militar de la ciudad portuaria en cada paso de los penitentes y portapasos, que siguen un estricto orden.

La familiaridad de los cartageneros se refleja en la Semana Santa cuando el trono de San Pedro es sacado a hombros del Arsenal con el permiso del Ayudante mayor, que accede a dejarle salir de su reclusión de un año.

Pedro Marina Cartagena es un santo con DNI propio (40042929-C), reside en el Arsenal militar, tiene sueldo y cada noche de Martes Santo se le permite la salida con la condición de que vuelva antes del jueves.

Pedro Marina pasa la noche llevado a hombros en procesión y todos los años llega tarde a su cita en el Arsenal, por lo que es detenido durante todo un año.El momento álgido llega en la noche del Viernes Santo, la noche del encuentro en el que “la pequeñica” (Virgen Dolorosa) y Jesús se reúnen en una misma calle provenientes de dos procesiones simultáneas a altas horas de la madrugada.

Los portapasos, rotos por el cansancio, algunos llorando a causa de la emoción y el dolor de llevar más de 30 kilos al hombro durante horas, fusionan sus voces, después de un silencio de segundos que pone la piel de gallina, con las del numeroso público presente para cantar la Salve cartagenera.

Durante las vacaciones de Semana Santa se puede organizar una pequeña escapada, sin salir del término municipal de Cartagena, a La Manga, situada a 25 minutos en coche al Este de Cartagena.

Es un paraíso entre dos mares, una manga de arena de 20 km de longitud y 300m de anchura media que encierra la laguna de agua salada más grande de Europa y deja al otro lado el mar Mediterráneo, conocido como “mar mayor” por los cartageneros.

Es obligado probar el típico caldero en uno de los muchos restaurantes a la orilla del mar, comida tradicional de pescadores, quienes utilizaban el pescado de “roqueo” para dar sabor al caldo con el que se hace el arroz.

De vuelta a la ciudad de Cartagena, sólo me queda recomendarles una visita a esta ciudad, que conozcan sus gentes y sus rincones. Y ya vuelvan a casa en tren, a través de la estación modernista, o por mar, a través de un puerto legendario, recuerden para siempre la Historia, cultura, civilizaciones y costumbres que guardan, hoy amistosamente, las cinco colinas que rodean la pequeña-gran ciudad de Cartagena.

Nacho
Ya hablamos...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bonito reportaje¡¡ Gracias por compartirlo,,, dan muchas ganas de conocer este hemoso puerto..

Saludos desde Centro America.