Retratos. Ninguna disciplina en la fotografía me parece más complicada. Y no se trata de conseguir un buen encuadre, una buena iluminación o de que la foto sea perfecta. No se puede.
Hay un factor que es predominante a todos los demás y que no depende de ti. El factor humano. Estás retratando a una persona, que se mueve, que te mira, que sonríe, que posa y que se sonroja.
Pero tú no quieres que te mire: tú no quieres que pose. Si la postura no es natural sabes que la foto no va a ser buena.
Entonces haces lo único que has aprendido disparo tras disparo: esperar.
Mantienes el encuadre, el enfoque y el dedo listo para apretar el botón. Miras a través de tu visor y te centras en buscar el momento. Sabes que llegará, tarde o temprano. Nadie puede posar eternamente. Somos débiles, en cualquier momento bajará la mirada y sonreirá.
Entonces sabes que es el momento, aguantas la respiración y tu dedo aprienta. Clack. Has hecho la foto.
La miras y descubres que te gusta. Bien, bien, bien. Se la enseñas y le gusta. Perfecto. A volver a empezar.
Raúl
Ya hablamos...
1 comentario:
Tienes toda la razón, el retrato es la disciplina fotográfica más difícil que hay. Muy buena entrada Raul.
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